Según la última presentación del Ministerio de Economía entregado a los inversores la semana pasada, el stock de viviendas sin vender se situará en 2013 en unas 200.000 unidades, es decir, alrededor de 300.000 viviendas menos de las que esperan comprador en estos momentos.
La economía tendría que absorber en total más de 700.000 viviendas nuevas (al margen de las de segunda mano) en apenas tres años, lo que hace pensar que, según estos datos, el mercado inmobiliario tendría ante sí un futuro inmediato muy prometedor. Sin embargo, es una cifra imposible de cumplir en un contexto económico delicado y con escasa capacidad de generar puestos de trabajo.
El Gobierno sugiere a los inversores que el mercado inmobiliario se ha ido ajustando de forma acelerada. Hasta el punto de que en 2010 el número de viviendas iniciadas y las terminadas es casi similar, lo que ha permitido reducir el stock de viviendas sin vender. La realidad, sin embargo, es bien distinta. Las cifras del Ministerio de Fomento (pág 13) reflejan, en concreto, que el año pasado se iniciaron hasta septiembre (últimos datos con cifras cerradas) 91.521 pisos. Sin embargo, y en el mismo periodo, se terminaron 210.776 viviendas tanto libres como protegidas. Es decir, más del doble.
Los datos del registro inmobiliario indican, igualmente, que entre el tercer trimestre de 2010 y el mismo periodo del año anterior la compraventa de viviendas fue equivalente a 454.283 unidades, de las que el 53% son nuevas. Por lo tanto, en torno a las 240.000 viviendas se vendieron, una cifra muy similar a las terminadas (apenas 30.000 más). Esto significa que a este ritmo la economía española tardaría 20 años en absorber el stock de viviendas sin vender siempre que la oferta de nuevas construcciones sea equivalente a la demanda. Y hay que tener en cuenta que en un año especialmente adverso para el sector de la construcción residencial como ha sido 2010, se iniciaron más de 100.000 viviendas (91.421 hasta septiembre).
Recesión y mercado inmobiliario
En su presentación, sin embargo, Economía da a entender a los inversores que el ajuste inmobiliario ha acabado. Y se basa para ello en que el peso de la inversión residencial se sitúa en estos momentos en el 4,4% del producto interior bruto, un nivel similar al registrado en 1995, al final de la anterior recesión de la economía española. La diferencia estriba, sin embargo, en el stock de viviendas sin vender, que por aquellas fechas era irrelevante y ahora se sitúa en al menos 600.000 viviendas. Muchos analistas, incluso, han elevado esta cifra a cerca de un millón de casas sin comprador.
Tan sólo entre 2007 y 2009, según datos de Fomento, la diferencia entre las casas que se iniciaron y las que se terminaron, se sitúa en 582.233 unidades. A esta cifra hay que sumar las que salieron al mercado durante esas fechas y fueron construidas con anterioridad. De ahí que los especialistas en el mercado de la vivienda suelan revisar al alza las estimaciones de Economía.