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La crisis y todos los que nos mintieron


Carme Chacón, Álvarez Cascos, Cristóbal Montero, Alfredo Sáenz, Emilio Botín… todos estos personajes o nos mintieron descaradamente o se engañaron a si mismos y optaron por imitar el clásico gesto del avestruz, enterrando la cabeza bajo la tierra ante una crisis inmobiliaria que algunos veían venir y que nos está pasando una enorme factura. José García Montalvo, profesor de Economía de la Universidad Pompeu Fabra, les obliga a desenterrarla en su libro De la Quimera inmobiliaria al colapso financiero, (Editorial Antoni Bosch) y los acusa de haber aportado su granito de arena para la formación de esa burbuja inmobiliaria que nos ha estallado a todos en la cara.

La actual crisis inmobiliaria y financiera probablemente sea el acontecimiento económico más vaticinado de toda la historia. Sin embargo, los pronósticos no han evitado la crisis. El libro De la quimera inmobiliaria al colapso financiero, de García Montalvo, relata cómo se desoyeron estas advertencias y describe el proceso que ha desembocado en la situación actual. La crisis inmobiliaria y los apuros de las entidades financieras son el reflejo de una apuesta que a muchos les pareció segura, pero que salió muy mal.

Mientiendo los políticos
Un ejemplo, Carme Chacón: «Nuestro sector inmobiliario es de los mejores del mundo»
Según publican en burbuja.info, entre los políticos, Montalvo cita a Francisco Álvarez Cascos, ex ministro de Fomento. En el año 2003, afirmó que “Se ha intentado trasladar del mundo financiero al inmobiliario el concepto de burbuja, algo que se pincha cuando desaparecen las expectativas, pero las expectativas en el mercado inmobiliario español son sólidas y reales”. Cristóbal Montoro, ex ministro de Hacienda, tildó en 2003 de “especulación de la oposición” el concepto de burbuja inmobiliaria.

María Antonia Trujillo, primera ministra de Vivienda, aseguró en 2004 que “Los que hablan de burbuja pecan de irresponsabilidad. Habrá un aterrizaje suave (…)”. Su sucesora, Carme Chacón, afirmó en a finales de 2007 que “nuestro sector inmobiliario es de los mejores del mundo. Vivimos un aterrizaje o ajuste suave”.

Mintiendo los financieros
En el sector financiero, Alfredo Sáenz, vicepresidente del Grupo Santander, aseveró en abril de 2007 que “No hay síntomas de pinchazo de la burbuja porque la morosidad en España está bien. (…)”. Su jefe, Emilio Botín, dijo que “no habrá ni crack ni burbuja”.

Especialmente sangrantes, por la relevancia de sus cargos, son las declaraciones de representantes de organismos públicos tales como el Banco de España o la Asociación Hipotecaria Española (AHE). En este sentido, Jaime Caruana, ex gobernador del Banco de España, matizó en 2005 que el emisor “nunca ha hablado de burbuja inmobiliaria porque una situación así acaba de forma brusca”. Gregorio Mayayo, presidente de la AHE, pronosticó en 2002 que era “metafísicamente imposible” que en España bajaran los precios de la vivienda.

Mintiendo los profesionales
Un ejemplo: Brugera, presidente de Colonial: «la burbuja es un reclamo periodístico y no tiene un contenido real»
Juan José Brugera, hoy presidente de Colonial, dijo que “la burbuja es un reclamo periodístico y no tiene un contenido real”. ¿Quién no recuerda las palabras de Fernando Martín, presidente de la concursada Martinsa-Fadesa y ex presidente del lobby G-14, augurando en octubre de 2007 que el precio de la vivienda subiría en 2009 de manera vertiginosa”? Luis del Rivero, presidente de Sacyr-Vallehermoso, no sólo ejerció de negacionista, sino que arremetió contra los medios de comunicación como causantes de todos los males del sector.

Otro ejemplo: El Confidencial publicó en noviembre de 2007 cómo José Manuel Galindo, entonces presidente de Asprima, hoy de APCE, instaba a las consultoras inmobiliarias no a negar la realidad “pero sí acotarla”, con la intención de maquillar la mala situación del ladrillo.

Negacionistas, aterricistas, chaquetistas y burbujistas

El libro Crónica de un desenlace anunciado, recoge en su epígrafe una detallada colección de comentarios que abundan en la falta de cultura financiera patria. Los divide en tres categorías. Primero, los “negacionistas”, que no aceptan la existencia de una burbuja y que luego se transmutarían en “aterricistas”, o defensores de un supuesto aterrizaje suave. La segunda categoría incluye a aquellos que han cambiado de bando y que denomina “chaquetistas”. Por último, están los “burbujistas”, que siempre han mantenido la existencia de la burbuja, «aunque en algunos casos llegó un momento en que dejaron de hacer declaraciones públicas».

El libro sitúa a Zapatero en el capítulo de los chaquetistas. Montalvo lo explica así: “la mayoría de los chaquetistas cambia de negar la existencia de la burbuja a aceptarla. Sólo Rodríguez Zapatero se mueve en la dirección contraria”. Así, si en 2003 advertía al PP del “riesgo de burbuja”, una vez que se convirtió en inquilino de La Moncloa, transmutó su pensamiento hasta sostener que “no hay ninguna repercusión directa de la crisis de EEUU en el mercado inmobiliario español”. De ahí a asegurar que “el sistema financiero español es el mejor de la comunidad internacional” sólo hubo un paso. Entre los chaquetistas se sitúan también Pedro Solbes, Rodrigo Rato, Luis de Guindos y Guillermo Chicote, presidente de APCE, quien llegó a decir que la burbuja era un “mito”.

Por último, merece la pena destacar que Montalvo sitúa entre los burbujistas al hoy ministro de Industria, Miguel Sebastián, y al presidente del Banco de España, Miguel Ángel Fernández Ordóñez (MAFO), pero que una vez llegaron a ocupar sus actuales puestos, sorprendentemente, dejaron de hacer declaraciones públicas sobre el tema.

Más información:

www.burbuja.info

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