Según estimaciones de Standard & Poor’s, si los precios caen por encima de los dos dígitos este año, como prevén algunos expertos, el número españoles cuya hipoteca vale más que su vivienda aumentará significativamente, hasta el 25%, frente al 8% de 2010.
Según recoge el diario El Confidencial, tras analizar 800.000 hipotecas, la agencia de rating estima que los más afectados serían los que compraron en pleno boom inmobiliario, entre 2006 y 2008, cuando los precios alcanzaron los máximos y cuando la financiación al 100% estaba a la orden del día. Así como quienes adquirieron un inmueble donde más han caído los precios, como por ejemplo, en la Costa Mediterránea.
La falta de financiación, el miedo a perder el empleo o las expectativas de caídas adicionales de la vivienda han provocado ajustes de precios cercanos al 20% según fuentes oficiales e incluso superiores a este porcentaje según otras fuentes.
Caídas adicionales del 15% en los precios de la vivienda
En 2011 se aceleraba la caída y, aunque muchos expertos consideraban ése podría haber sido el peor año para el sector inmobiliario desde que estalló la crisis, lo cierto es que 2012 podría ser incluso más negro, a tenor de los primeros datos que se van conociendo y según las expectativas de algunos expertos.
Además, las nuevas provisiones exigidas al sector financiero, también presionarán a la baja los precios de los inmuebles. Un movimiento que, según apuntaba esta semana Bloomberg, “forzará a los bancos a vender baratos sus activos inmobiliarios, acelerando la caída de precios”.
Estas hipotecas underwater o situación de negative equity se ha convertido a día de hoy en un auténtico drama para miles de familias españolas quienes, presionadas por el paro y sus compromisos hipotecarios se ven obligados a vender su vivienda para poder pagar al banco. Muchas de ellas se encuentran con que el precio que conseguirían por la venta de su inmueble no es suficiente para cancelar la deuda contraída con el banco.
El escenario se antoja, sin embargo, mucho más dramático para aquellas familias inmersas en un proceso de ejecución hipotecaria con la entidad financiera ya que en caso de embargo, no sólo perderán su vivienda, sino que continuarían debiendo dinero al banco o caja en cuestión.
Los datos vuelven a ser, una vez más, de moledores: la banca se adjudica pisos hasta un 58% por debajo de lo que valen sus hipotecas, según un informe de Fitch de finales de 2011.