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Christine Lagarde, partidaria de más reformas en Europa

La directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Christine Lagarde, ha destacado que Europa está en el buen camino para solucionar los «significativos desafíos» a los que se enfrenta y ha subrayado los importantes progresos realizados, aunque, al mismo tiempo ha advertido de que es «prematuro cantar victoria».

«La reciente mejora en el crecimiento y la confianza del mercado no es un accidente. Mirando al inicio de la crisis, es destacable hasta qué punto Europa ha avanzado con las reformas para hacer frente a los obstáculos contra el crecimiento profundamente arragiados», afirmó Lagarde en un discurso ante el Comité Europeo Económico y Social.

En concreto, destacó los progresos logrados a la hora de hacer frente a los mayores desafíos, así como que han comenzado a surgir señales de crecimiento tras años de caída de la actividad y que se han disipado las dudas sobre la viabilidad de la unión monetaria.

Además, subrayó que la situación parece estar estabilizándose en los países más golpeados por la crisis, los mercados financieros son más optimistas y el capital extranjero que huyó de Europa está comenzando a regresar.

Sin embargo, incidió en que no pueden abandonarse las reformas hasta que el crecimiento se haya recuperado lo suficiente para detener el aumento del desempleo y la deuda. Así, recordó las palabras de Nelson Mandela que decían que «después de escalar una gran montaña, uno sólo descubre que hay más montañas que escalar».

«Hay una sensación palpable de optimismo en algunos sectores de que la crisis europea ha terminado. Pero, ¿puede realmente haber acabado una crisis cuando el 12% de la población activa está sin trabajo? ¿Cuando el desempleo entre los jóvenes marca muy altas cifras de dos dígitos, llegando a más del 50% en Grecia y España? ¿Y cuando no hay ninguna señal de que es más fácil para la gente pagar sus deudas?», se preguntó Lagarde.

En este contexto, remarcó que hay claras señales de que «no todo está bien» y apuntó, por ejemplo, que las tasas de crecimiento y producción están aún muy por debajo del nivel en el que deberían, así como que el crecimiento no es equilibrado en toda Europa y, por lo tanto, «podría no ser sostenible».

Además, subrayó que la mayoría de la demanda de bienes y servicios europeos procede del exterior de Europa, dejando a la economía a merced de los vaivenes del comercio global.

«Más allá del corto plazo, lo que es más importante y mucho más preocupante, es que lo que está en juego es el potencial de crecimiento de Europa en el futuro. Uno de los factores a tener en cuenta es que la crisis ha hecho mella grave en los jóvenes y los grupos vulnerables», alerta.

Por ello, cree que el crecimiento debe venir no sólo de unas exportaciones más fuertes, sino también de un «recuperación robusta de la demanda doméstica, especialmente de la inversión, que se produzca en todos los rincones de Europa».

La directora gerente del FMI apunta a cuatro pilares para esta recuperación: resucitar el crédito, apoyar la demanda, reducir la deuda e impulsar mercados de productos y laborales que sean favorables al crecimiento.

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