El ministro de Economía, Luís de Guindos, ha presentado las bases de la reforma financiera, aprobada en el Consejo de Ministros del pasado viernes. Entre los puntos más destacados está la creación de la Sociedad de Gestión de Activos, denominación oficial del banco malo.
El banco malo comprará los activos tóxicos de las entidades intervenidas para que los bancos saneen sus balances y se centren en su actividad ordinaria: gestionar el ahorro y dar créditos. A partir de ese momento, se mantendrán enajenados los activos durante un periodo de 10 a 15 años para su posterior venta.
En todo caso, el ministro ha asegurado que serán «precios de preburbuja inmobiliaria». Actualmente, el sistema bancario cuenta con 180 millones de créditos dudosos y 120 millones considerados «subestandar», pero los de las entidades intervenidas sólo son una parte de estos. Los activos afectados serán principalmente los créditos promotor, «los más tóxicos que tiene las entidades», según De Guindos.
Esta nueva entidad se constituirá entre finales de noviembre y principios de diciembre con una participación minoritaria del Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB), ya que la voluntad del Gobierno es que los inversores privados sean mayoritarios en el accionariado de la nueva sociedad.
Un reglamento desarrollará el funcionamiento de la entidad y definirá su financiación, la modalidad de los activos que se transferirán (suelo, viviendas…) y los precios a los que se transferirán. De Guindos, ha asegurado que los precios serán «los adecuados para que no generan pérdidas», a lo que contribuirá la congelación de los activos durante más de una década y su venta paulatina.
Los reales decretos que han incrementado las provisiones de la entidades facilitará que las transferencias sean simples y «bastante sencillas», según De Guindos. En todo caso, el reglamento establecerá la metodología para la fijación de precios, que será responsabilidad del Banco de España.