No lo harán
La nueva ley incluye una modificación por medio de la cual los comerciantes podrán incrementar en una comisión cercana al 1% el valor final del producto a aquellos clientes que paguen sus compras con tarjetas de crédito, aunque una buena parte de los comerciantes ya han asegurado que no incrementarán los precios de sus productos si se pagan con tarjeta, según ha afirmado José Miguel Fraile.
Sin embargo, desde hace varios años, algunos sectores ya aplican un sobrecargo, como las gasolineras o los estancos, «porque tienen precios que vienen dados por el proveedor y el pago con tarjeta se comía el bien», explica el secretario general de la CEC. Además, las líneas aéreas de bajo coste también cobran este sobrecargo (en ocasiones, alcanza los cinco euros), porque sus precios son, a veces, muy bajos. En estas compras, se seguirá aplicando esta especie de tarifa adicional, «pero de una forma regulada», explica José Miguel Fraile.
El propio Banco de España pone coto a los costes que un comerciante puede trasladar a sus clientes si éstos pagan con tarjeta. En concreto, sólo podrá a aplicar los costes de la comisión que les cobre el banco o caja, los relativos al datáfono (en propiedad, en alquiler, etc.) y los de la línea telefónica (ADSL con «pack» completo, servicio por horas, etc.). «Si alguien intentarse aplicar un sobrecoste mayor a estos conceptos, el Banco de España no lo permitiría», afirma José Miguel Fraile.
El pago en metálico y la economía sumergida
Tal y como recuerda Alfonso de la Viuda, director general del Sistema 4B, aunque el uso del dinero en efectivo «es aparentemente gratuito, tiene un coste para la sociedad que podría llegar a los 50.000 millones de euros en toda Europa». Se refiere De la Viuda a gastos como la manipulación, el recuento, el transporte o la seguridad que tiene el cobro en dinero contante y sonante.
Por todo ello, lo que más se teme en el sector es que aumente el pago en efectivo. «Es algo crucial», explica Alfonso de la Viuda, de 4B, «no sólo por la modernidad que tiene el pago con tarjeta, sino por la formalidad que supone en un país con altas cotas de economía sumergida».
Soluciones salomónicas
En cualquier caso, el objetivo de unos y otros es fomentar la utilización de las tarjetas de débito o crédito en las compras. Para ello, la aspiración de los comerciantes es que las comisiones se rebajen hasta el 0,2 por ciento, mientras que los operadores hubieran preferido que no se habilitara la posibilidad del sobrecargo «hasta que no se alcanzasen niveles de usos de tarjetas similares en Europa», afirman desde Servired.