Un piso sin habitar se ha convertido en algo que no está bien visto por los ayuntamientos y administraciones. Cuando la realidad es que, en muchos casos, el propietario la ha comprado como una forma de inversión, un plan de pensiones alternativo, ante los bajos tipos de interés y ante la escasa rentabilidad que ofrecen otros activos financieros. Y espera un mejor momento para venderla y obtener rentabilidad o bien alquilarla.
Claro que en ese segundo caso, el propietario se encuentra con cierta inseguridad jurídica. Si bien la Ley de Arrendamientos Urbanos prevé soluciones ante cualquier problema entre propietario e inquilino, la realidad es tozuda y los casos se eternizan en los juzgados. Ante esto, el temor está garantizado.
En España hay más de tres millones de viviendas vacías. Una buena parte son pisos en la playa. De hecho, una encuesta del Banco Central Europeo (BCE), asegura que los españoles son los europeos que tienen más casas de vacaciones. Pero hay otra parte que están en las principales ciudades.
Con todo esto, la vivienda cerrada se ha convertido en el punto de mira de las Administraciones. Como primera medida, muchos Ayuntamientos, como el de Valencia, ya están elaborando un catálogo de viviendas vacías de forma continuada. La idea inicial es recargar estos inmuebles en el Impuesto de Bienes Inmuebles (IBI) entre un 50% y un 75% más. Los Consistorios consideran que es una forma de que salgan al mercado de alquiler. Y esta tendencia no ha hecho más que empezar.
Pero no solo las Administraciones Locales, Hacienda también saca partido en la tributación en el IRPF. Así, una vivienda vacía, que solo se utiliza para uso personal y no es la habitual, también tributa en la declaración de la renta. Está en el apartado de imputación de renta inmobiliaria. El incremento de la renta a declarar, equivale al 2% del valor catastral del inmueble (1,1% si el valor catastral fue revisado después de enero de 1994). El porcentaje de imputación en el IRPF sobre los inmuebles secundarios cuyo valor catastral no se haya revisado en 10 años ha subido del 1,1% al 2%. Obviamente esto se declara siempre que el inmueble no esté alquilado.
Y después de pensar en esto, llegan los desembolsos consustanciales a una propiedad. La realidad es que tener un inmueble vacío implica una serie de gastos de los que nadie se libra, independientemente de que se utilice o no la vivienda. La organización de consumidores (OCU) calcula que éstos pueden rondar entre 1.800 y más de 2.000 euros de media al año. Obviamente, depende de la superficie de la vivienda y de la ciudad en la que se encuentre, y los servicios comunitarios de que disfrute.
El desembolso más importante suele ser la comunidad de propietarios. En los casos analizados por la OCU y centrados en vivienda en costa, la media superaba los 630 euros anuales por este concepto, pero esa cifra se dispara en ciudades como Madrid o Barcelona y más si hablamos de inmuebles con diferentes servicios (portero, calefacción, piscina…)
Vamos a analizar diferentes conceptos. Además del desembolso de la compra, impuestos, notaria, registro, etc., se deben tener en cuenta los numerosos gastos que implica la propiedad del inmueble. Gastos fijos: Comunidad de vecinos, Los suministros de luz o agua tienen un coste mínimo, aunque se no se utilice, más el consumo, Impuesto de bienes inmuebles (IBI), Tasa de recogida de basuras si la hubiera, Seguro del hogar, Gastos de arreglos de la vivienda, si fuera necesario, por el envejecimiento de la misma. Hipoteca, en caso de que se haya financiado la compra.
