Un piso o un bajo cerrado por no querer adaptar los precios del alquiler a la realidad económica, producen miles de euros de gasto anuales a sus propietarios. Así se ha manifestado Benito Iglesias, presidente de la Fegein, la Federación Galega de Empresarios Inmobiliarios, y responsable a su vez de la asociación del sector en la provincia de Ourense, quien entiende que hay que adaptar los precios a la realidad.
En el caso de un piso, el gasto de comunidad a razón de unos 65 euros al mes suma 780 euros anuales, a lo que hay que añadir el seguro, un mínimo por suministro de agua y luz lo que sitúa el gasto medio que genera esa vivienda cerrada, en unos 2.380 euros anuales, según el estudio realizado por la federación de inmobiliarias.
«Si hablamos de un bajo comercial como esos que están cerrados cada día porque sus propietarios no se resisten a adaptarse a la realidad actual y mantienen arrendamientos altísimos, pueden suponer gastos de hasta 220 euros mensuales, solo en gastos de comunidad, a lo que habrá que sumar contribución y otros», explica el presidente de los empresarios del sector inmobiliario, y se pregunta » ¿Realmente merece a pena mantener esos gastos por no rebajar el precio de los alquileres?». Según Iglesias, Pontevedra es un ejemplo de adecuación a la realidad, ya que es la que más ha corregido los precios en el último año situando en el primer semestre de 2013 el precio del metro cuadrado de piso construido en la ciudad en los 1.420 euros metros, frente a los 1.490 euros metro, casi 60 euros más de Ourense ciudad.