Dicen muchos economistas y analistas que una de las cosas que está en riesgo por la actual crisis es la clase media. Su desaparición, al menos en el sur de Europa no es tan sólo una hipótesis. La vivienda podría ser un termómetro de esa realidad, porque no se venden casas de precio intermedio, ni muy caras ni muy baratas. Algo así como si las clases medias no compraran viviendas. Hay un creciente interés por las casas muy caras o muy baratas. El dato lo apuntan los responsables de Alfa Inmobiliaria, que señalan que hay un gran interés por las viviendas de más de 500.000 euros o de menos de 150.000 euros, pero la franja intermedia no encuentra comprador. Esta empresa reconoce que en los últimos cinco meses ha observado un creciente interés por el sector. Pero ese interés se traduce en viviendas muy caras, exclusivas en zonas de lujo o viviendas muy baratas, por debajo de los 150.000 euros. Las casas de precios prohibitivos, de más de 500.000 euros, tienen dos tipos de clientes: los extranjeros interesados por un permiso de residencia en nuestro país y los compradores nacionales con alto poder adquisitivo que deciden invertir en propiedades de gran valor porque consideran que las dudas sobre el futuro de la economía española comienzan a disiparse. Los pisos baratos los compran pequeños inversores por la baja rentabilidad que dan los bancos. Según esta inmobiliaria, los pisos baratos los adquieren en este momento pequeños inversores o ahorradores que, viendo la baja rentabilidad que ofrecen las entidades bancarias, optan por invertir en un valor que consideran más rentable. Suelen ser compradores que pueden cerrar la operación en efectivo, sin necesidad de hipoteca. Entre uno y otro precio quedan esas viviendas que oscilan en el entorno de los 250.000 euros. Esas son las que no encuentran comprador. Se trata de propiedades con una superficie media de 100 a 200 metros cuadrados, situadas en zonas medianamente residenciales o en grandes promociones urbanísticas. Alfa Inmobiliaria encuentra tres razones que explican este hecho. De entrada, la gran oferta existente de este tipo de viviendas de precio intermedio. El segundo problema es la dificultad para lograr financiación; es decir, los bancos dan pocas hipotecas y con unas condiciones muy exigentes. El tercer factor sería la resistencia de quien vende a asumir que debe bajar mucho más el precio de venta si quiere “deshacerse” de su piso.