Entre todos los agentes que inflaron la burbuja inmobiliaria, muchos han citado a los tasadores, a quienes consideran parte muy activa a la hora de elevar las tasaciones de las viviendas a cotas muy elevadas, y provocar que el 20% de las hipotecas concedidas lo fueran por encima del 80% del valor de tasación.
Sin embargo, desde el lado de los profesionales de la tasación, hay opiniones para todos los gustos, recogidas por Inmodiario. Los hay como Luis Leirado, el ya ex vicepresidente de Tinsa, que lo niega de forma rotunda. “No hemos valorado ni por encima ni por debajo del mercado. Hemos sido muy escrupulosos con que las tasaciones se correspondieran con el valor del mercado. La política que han seguido las entidades bancarias es otra cosa”.
«Todos perdimos el sentido de la realidad»
“El sector fue muy agresivo porque los objetivos que fijaban los bancos eran estratosféricos. Los directores de las oficinas bancarias decían que el dinero era casi gratis, los promotores inmobiliarios tenían una lista de espera de entidades para financiarles. Había una serie de señales que hacían que todos los actores involucrados en el proceso perdiéramos el sentido de la realidad. Y, mientras, el aumento de los precios de la vivienda tapaba todos estos errores. El resultado ha sido un daño profundo al sector financiero”, comentaba, en la misma línea que Leirado, el director general de Tasaciones Hipotecarias, Gustavo Saiz Robres.
“Con financiación ilimitada, tipos de interés en mínimos y la renta familiar en pleno crecimiento, que son las variables que mueven el precio de la vivienda, era imposible que no hubiera sobrevaloración en el mercado inmobiliario”, reconoce abiertamente los excesos el director general de Sociedad de Tasación, Juan Fernández-Aceytuno.
Otra cosa son las malas prácticas o prácticas irregulares, es decir, aquellas tasaciones que no solo estaban sobrevaloradas, como el mercado en general, sino que estaban infladas para que la caja de ahorros o banco pudiese dar una hipoteca del 100% a un cliente sin ahorro previo o para que ese préstamo cubriese las comisiones del agente inmobiliario o el intermediario financiero, o para amueblase la casa; en definitiva, para que la operación cuadrase. Que también las hubo. Como también hubo quien tasó viviendas de protección oficial como si fueran de precio libre o suelos rústicos como si fueran urbanizables.
“El sistema funcionaba con un comprador que llegaba a un banco para pedir una hipoteca sobre su vivienda; el banco le decía que el organismo supervisor pedía aportar el 20% del valor del piso con ahorro y, como el comprador no lo tenía y entonces el negocio se escapaba, el banco optaba por presionar a la tasadora para que su valoración cubriese el 100% del valor de la casa y pudiese cerrar la operación”, explica José García Montalvo, profesor de Economía de la Universidad Pompeu Fabra, las prácticas irregulares empleadas por las entidades para dar una hipoteca del 100% a un cliente sin ahorro previo o para que ese préstamo cubriese las comisiones del agente inmobiliario.