Los 37 empresarios que acudieron el pasado sábado a la cita con el presidente José Luis Rodríguez Zapatero y cuya facturación equivale al 40% del PIB español le reclamaron firmeza y determinación para acometer las reformas pendientes sin más dudas. Y él les pidió medidas para contribuir a restablecer la confianza en España. Zapatero exigió a las cajas que aceleren el proceso de fusión para que culmine antes del 24 de diciembre, anunció que pedirá la próxima semana a los partidos representados en el Pacto de Toledo un informe sobre las pensiones para su reforma en el primer trimestre de 2011 y se comprometió a avanzar en el pacto energético.
Entre las demandas a los poderes públicos, una de las más unánimes ha sido la “seguridad jurídica”, es decir, la necesidad que tienen las compañías de tener un marco estable regulatorio, y también macroeconómico, para poder planificar y, en su caso, invertir.
Esta es la razón, según recoge el diario Expansión, por la que el presidente de Banco Santander, Emilio Botín, le pidió el sábado al jefe de Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, que agote la legislatura y que, en consecuencia, “aplace hasta 2012 el debate sobre su sucesión, porque el país necesita estabilidad”. Unas palabras que respaldaron los presidentes de OHL, Juan Villar Mir; del Grupo Ferrovial, Rafael del Pino; y de Endesa, Borja Prado, y que no deben interpretarse como un apoyo de los empresarios a Zapatero y al PSOE, como parece que percibe el Partido Popular, sino más bien a continuar el camino reformista que ha emprendido el Gobierno y que muestran una clara voluntad por parte del Ejecutivo de hacer los cambios estructurales que, con mayor o menor profundidad, tantas veces han pedido.
Una de las quejas en boca de los empresarios fue el mal funcionamiento del Estado de las autonomías. «Es insostenible por el alto nivel de gastos que genera», fue el lamento más repetido. Al término del encuentro, que Zapatero quiere repetir en pocos meses, el presidente aseguró: «Ha servido para generar confianza y reforzar el compromiso con la estabilidad».
Por todas estas razones, el presidente dijo el sábado dos cosas muy esclarecedoras que muestran que su objetivo principal es consolidar la recuperación. La primera, que la evolución del diferencial del bono español respecto al alemán “es el marcapasos del Gobierno”. Y la segunda que, “el calendario político tiene que ser secundario ante lo que tiene que hacer este país”.
Reforma laboral
El desarrollo de la reforma laboral, con la discusión entre la patronal y los sindicatos de la negociación colectiva, y la tramitación parlamentaria de la reforma de la Seguridad Social y del sistema de pensiones han sido dos de las reivindicaciones más unánimes. Además, el presidente se ha comprometido a liberalizar los servicios profesionales; los horarios comerciales –con el acuerdo de las comunidades autónomas– y una reforma profunda del mercado energético, con la solución definitiva del déficit tarifario, que es la diferencia entre los costes de la electricidad y lo que pagan los consumidores.
Por eso, tras la reunión del sábado, que se repetirá en junio, Zapatero aseguró que “el 99% ó el 98%, de los empresarios” le pidieron “celeridad y profundidad” en las reformas. Otra cosa es que, como consecuencia de las decisiones impopulares que ha tomado ya y que pueda tomar en el futuro, además de su infausta gestión de la crisis, Zapatero pueda perder las elecciones de 2012, pero eso es algo que a los empresarios no les importa si, para entonces, las reformas ya se han hecho.
Las caras de las «quejas»
El líder de CEOE, Juan Rosell, citó los 400.000 trabajadores que faltan a su puesto por costumbre, suponiendo el absentismo laboral el 2% del Producto Interior Bruto (PIB). El presidente de El Corte Inglés, Isidoro Álvarez, se quejó de que la rigidez horaria en el comercio impide al sector aprovechar los festivos en las zonas turísticas de la costa y las islas. Rodrigo Rato, máximo responsable de Bankia y vicepresidente económico del Gobierno con el PP, alertó del riesgo de
“postración” de la actividad que tiene España. El presidente de BBVA, Francisco González, pidió a Zapatero que continúe con las reformas y haga más para consolidar la salida España del club de países con baja credibilidad. Juan José Hidalgo, presidente del grupo turístico Globalia, reclamó a Zapatero que el tren de Alta Velocidad conecte el aeropuerto de Barajas con Madrid. El presidente de Mercadona, Juan Roig, fue el más pesimista sobre la situación de España a corto plazo. Reclamó medidas para mejorar la productividad y “trabajar más”.